Por Felipe Martínez Chávez
Cd. Victoria, Tamaulipas.- La presente elección de Tamaulipas es atípica. Lo es por
cuanto a que nunca en los últimos 98 años se había convocado exclusivamente para
renovar el Poder Legislativo.
Siempre habían sido dobles o triples: Alcaldes, diputados y Gobernador (el año pasado
los ayuntamientos se empataron con Presidente de la República, senadores y
diputados).
Derivado de esa atipicidad, nunca tampoco se ha visto un proceso con tan poca
propaganda y recursos publicitarios, lo que reduce la emoción del electorado. A pocos
importa quien es su diputado. Los actores no tienen recursos para el proselitismo. Los
mismos candidatos y partidos no han sido capaces de “levantar” el ánimo.
Como consecuencia de una contienda marcada por el desinterés y falta de propuestas
de los aspirantes, será la elección más tranquila en la historia de Tamaulipas. Nunca
como ahora estamos tan lejos que conflictos que pudieran poner en riesgo los
comicios.
Fuera de algunas acusaciones de robo de propaganda entre contendientes, no se dan
barruntos de violencia, enfrentamientos, posible robo de urnas o conflictos
poselectorales que marcaron otros años. Serán pocos votos pero emitidos en santa
paz. De eso no hay duda.
Ya no están en activo los Cárdenas Gutiérrez, en Matamoros, que el 11 de noviembre
de 1992 encabezaron la turba que incendió y saqueó las oficinas del Comité Electoral
(luego pidieron asilo en los Estados Unidos).
Quedó atrás el activismo del líder opositor Bruno Alvarez Valdez quien, después de la
elección, en la madrugada, se fue a Jaumave con su gente para meterle lumbre a los
paquetes.
En las represiones policiacas de ese mismo año, salida del gobierno de Américo
Villarreal Guerra, fueron destruidos o incendiados otros comités como Xicoténcatl,
Llera, San Carlos, Ocampo y Gómez Farías.
No hay duda que esta será una elección tranquila. Cada uno de los participantes hace
lo suyo.
Ni se esperan conflictos poselectorales como el 1978 en El Mante, en que perdieron la
vida varias personas.
El Tamaulipas bronco quedó atrás. El “tigre” se ha domesticado. Los actores prefieren
resolver sus diferencias por la vía del derecho antes que la violencia.
Decíamos que poquitos votos pero en santa paz. El propio Instituto Electoral calcula
que la afluencia en las urnas, podría llegar al 50 por ciento de la lista nominal por
tratarse de una elección intermedia.
No llegará a tanto. Eso es mucho pedir.
En los comicios del 2010 para renovar ejecutivo, legislativo y ayuntamientos se registró
una concurrencia del 48.3 por ciento. Votaron un millón 99 mil personas.
Tres años después, en la intermedia, renovación de alcaldías y diputaciones se
presentaron en las urnas el mismo 48.3 por ciento aunque con una votación de un
millón 211 mil (el padrón había aumentado).
Otra vez en la estatal (2016), con campañas intensas y participativas, cuando por
primera vez se dio la alternancia en el gobierno, acudieron a las urnas el 56.4 por
ciento de los votantes. El partido ganador, el PAN, alcanzó 721 mil sufragios por la
gubernatura.
En 2007 no fue la excepción de baja votación. Los sufragios por la diputaciones de
mayoría relativa sumaron 48.8 por ciento.
Tiempo atrás la gente votaba más. En 2004 se presentaron el 51.4 por ciento en las
diputaciones de mayoría relativa; en 1998 sufragó el 55.5 por ciento, y en 1995 el 63.4.
Ya no se verá la concurrencia de hasta el 70 por ciento de los años ochentas.
Se insiste: Las elecciones mencionadas han ido acompañadas por alcaldes y
Gobernador cada seis años. Esta vez será atípica, sola, única.
No por desmoralizar y menos incitar, pero es ganancia con que se presente el 40 por
ciento de la lista de electores.
Siempre en las intermedias hay desgano de la ciudadanía. A ello se suma la poca
actividad y preparación (conocimiento) de los actuales candidatos, que no realizan
campañas profesionales, bien diseñadas, planificadas conforme a la mercadotecnia
política. Andan sin recursos y solo a la buena de Dios.
Si bien hay cierta desconfianza hacia un Instituto Electoral (IETAM) que ha cambiado
de jefe también con carácter atípico, el respaldo del Instituto Nacional Electoral produce
la garantía de que las cosas se harán bien, se respetará la voluntad ciudadana
cualquiera que sea el partido ganador.
En el órgano nacional descansa la organizador medular: Insacular, capacitar y nombrar
a los funcionarios de casilla y fiscalizar el uso de recursos por parte de los candidatos.
Ni qué decir que es el responsable de diseñar la lista nominal de electores.
Ya no es el IETAM el que vigila que no se utilicen recursos públicos en las campañas,
programas sociales, personal y vehículos oficiales, el control de la propaganda
gubernamental.
Así pues, el ambiente es de confianza en que las cosas se llevarán dentro del orden y
tranquilidad absoluta.
Este mismo domingo el IETAM llevó a cabo el primer simulacro del PREP (resultados
electorales preliminares) cuyo contrato millonario se volvió a entregar a la empresa
PROISI, en tanto que el lunes a las once de la mañana se dará el banderazo de salida
de las boletas y actas rumbo a los consejos distritales.
Se imprimieron dos millones 764 mil 550 papeletas que ya están en el almacén del
Instituto en el libramiento Naciones Unidas. Fueron elaboradas por la empresa Formas
Inteligentes de la ciudad de Monterrey.
Mientras esto pasa en política, en la Universidad Autónoma de Tamaulipas se puso en
marcha uno de los más ambiciosos proyectos académico: Actualizar los programas de
estudios de sus 87 carreras de licenciatura.
Lo anterior conforme a los lineamientos del Plan de Desarrollo Institucional del Rector
José Andrés Suárez Fernández, y los requerimientos marcados por organismos como
la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior
(ANUIES), la UNESCO y la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico
(OCDE) de la cual México forma parte.
El proceso de actualización toma en cuenta la opinión de empleadores de egresados,
coordinadores del Examen General de Egreso de Licenciatura (EGEL) y responsables
de evaluación externa de las facultades y unidades académicas.